lunes, abril 25

Si desearamos en algún momento perder completamente la memoria y seguir por ejemplo la frase “comezar de nuevo” ¿cuántas cosas no perderíamos?.Serían como aquellas cosas que se pierden sin querer en una mudanza y luego se echan de menos. Perderíamos el calor del primer beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez.
Quedarían olvidados los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los abrazos mas cálidos, el día que pensamos que se iba a acabar el mundo, el dolor más bonito, la sonrisa mas esperanzadora, el nacimiento del sentimiento más puro.
¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos recuerdos? Dejamos una vida que nos da muchísimas oportunidades para soñar con un futuro perfecto que realemente no existe o un pedazo de cielo donde no sabemos que nos espera.
¿Vale realmente la pena perder la memoria?
Yo ya lo he averiguado.

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