viernes, febrero 25

Caminaba. Como siempre, iba con la música en el bolsillo. 
Tenía muy claro lo que había que hacer, lo que tenía que decirle. O lo que era lo mismo, tenia que decirle la verdad.
Llegué a mi destino. Allí él me esperaba, sentado, nervioso, como preocupado.
Lo hice. Le dije la verdad: le expliqué el tipo de relación que quería tener con él, le dije lo que sentía por él. Y nos despedimos; adiós y hasta mañana.
Estaba segura de mi misma, y por una vez, tuve claro que había hecho lo correcto.
Y me fui, como siempre, con la música en el bolsillo.

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