miércoles, diciembre 8

Perder la cabeza.

Estaba tumbada en mi cama, mirando al techo. Buscaba de entre todas las motitas del gotelé, una que se pareciese a ti. Giré la cabeza y miré por la ventana. Había niños, tantos niños... pero yo buscaba a una persona en especial, te buscaba a ti. Cerré los ojos, visualicé tu rostro, y una pequeña sonrisa escapó de entre mis labios. Los abrí, y como por arte de magia todo el gotelé se asemejaba a ti. Mire otra vez por la venta y todos los niños llevaban tu rostro.
Quedé perpleja y decidí ir a lavarme la cara. Abrí el grifo y el agua fría comenzó a correr . La llevé hasta mi rostro y lo froté suavemente. Cuando me alcé para mirarme al espejo, me di cuenta de que 
había perdido la cabeza.

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