martes, diciembre 21

Estaba sentada. Me encontraba mal, no sabía que podía hacer. 

Sentía que le perdía, o que le abandonaba, no lo se bien. Me dolía todo el cuerpo, como siempre que le veía a través de esa ridícula pantalla. Comencé a temblar.

No se puede querer a alguien que no se conoce, y eso lo sabía de sobra, pero aún así yo sentía lo mismo. Es esa sensación en la que, o todo te parece maravilloso, o todo te parece la perfecta cagada. ¿Cómo era posible? No era así, nunca pensaba así.
Todo hubiese sido mas fácil, si el otro nunca hubiese aparecido por mi vida, sin nuestros caminos nunca se hubiesen cruzado. Pero entonces, quizá nunca hubiese podía aprender a sentir.
De repente el mundo pareció escaparse de mis manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario